Poco importó, tuvo tiempo para entrenar los brazos levantando copas. Durante su carrera consiguió: cinco Scudettos, tres Copas de Italia, un Mudial de Clubes y una Champions League, la más esperada, que él mismo se encargó de levantar al cielo de Madrid. Cuando llegó a Italia era un extremo que tenía un regate de fantasía, se reinventó como lateral insuperable y hacia el final de su carrera se adaptó con inteligencia al puesto de mediocentro. En los últimos años atacaba menos, pero elegía bien sus subidas. En Roma marcó un gol que valió una liga y una asistencia suya a Milito en Siena fue decisiva para otro.
Llegó como extranjero, pero ya es italiano y milanés a todos los efectos, aunque siempre ha preferido vivir en Como, por la tranquilidad y la belleza de su lago. Ostenta prácticamente todos los récords imaginables en el Inter. Ha jugado 858 partidos, 73.284 minutos, 160 encuentros europeos y ha conseguido 16 títulos. Además es el jugador con más presencias con la selección argentina. Son solo algunos datos que nos dan una idea de la relevancia internacional del “Pupi”, como lo llaman desde niño y como se llama también su fundación, creada junto a su mujer Paula en 2001 para ayudar a niños y adolescentes argentinos.
En el mismo año de la llegada de Zanetti se introdujo en italia la numeración fija en los dorsales de los jugadores. Siempre con el nombre del jugador encima, tal y como se hacía en la Premier League y en los deportes americanos. Sobre el número 4 de la camiseta del Inter solo habrá ya un nombre, Zanetti.