El número 1, que mantuvo en la camiseta incluso cuando era el segundo portero, llegó en 2001. Venía a continuar con el legado de los grandes porteros del Inter: Bordon, Sarti, Vieri, Zenga, Pagliuca, Peruzzi y Frey, no es fácil mantener un nivel así. Para Francesco Toldo era un desafío importante, pero tenía todos los números para conseguirlo. Jugó 8 años en la Fiorentina a un nivel altísimo, realizado algunas actuaciones memorables, tanto con el club como con la selección. Un partido increible en Wembley con la “Fiore”, con la selección, en Amsterdam, ganó casi él solo una semifinal Europea. Como Nerazzurro mantuvo el nivel, ganó la Serie A y llegó a semifinales de la Champions el primer año, y la siguiente temporada repitió resultado en la máxima competición europea, a pesar de los intentos del Valencia por remontar el 1-0 de San Siro y de sus 27 tiros en Mestalla.

Esa noche Toldo paró todo lo que se acercó a la portería, como haría casi siempre durante su carrera deportiva. Era uno de los líderes de aquel equipo de Hector Cuper, que defendía ordenado para luego realizar contras letales. Puro ADN nerazzurro.

La llegada de Julio Cesar en 2005, ocho años más jóven, acabó relegándolo al banquillo. En ese momento Toldo demostró su inteligencia y aceptó su nuevo rol, ayudando en los entrenamientos al brasileño y demostrando estar siempre listo cuando primero Mancini y más tarde de Mourinho requirieron sus servicios. El último partido de su carrera fue la final de Madrid, con 39 años y tras levantar la Copa de Campeones, decidió decir basta.

Fue el final de una carrera, pero el inicio de otra. Toldo trabaja con el Inter en el desarrollo del proyecto “Inter Forever”, que organiza eventos con exjugadores nerazzurri, como partidos contra equipos de leyendas de otros equipos y presencias en San Siro de quienes han hecho historia con el Club. “Una vez interista, siempre interista” es el lema de la iniciativa. Una frase con la que se puede identificar fácilmente a Francesco Toldo.